¿Tiene límites la ciencia de Jesús?¿Sabía todo Jesús?

Entre las proposiciones de la herejía modernista que el Papa San Pío X condenó en la "Lamentabili" figuran las siguientes falsas proposiciones:

Nº 32: "No se puede conciliar el sentido natural de los textos evangélicos con el que enseñan nuestros teólogos acerca de la conciencia y ciencia infalible de Jesucristo" y nº 34: "El crítico no puede afirmar que la ciencia de Cristo no haya estado limitada hasta cierto punto, a no ser…"

Es decir que el Papa afirma que la conciencia y la ciencia de Jesucristo eran infalibles (sin lugar a error), que no podía tener el menor error y que la ciencia de Jesucristo era ilimitada.

Ello es natural consecuencia de que Jesucristo era verdadero Dios y hombre. Y como verdadero Dios todo lo conocía y conoce. Para recordar que es verdadero Dios, leamos el evangelio de San Juan (Jn 1, 1):"Al principio era el Verbo y el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios" y más adelante: "Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos visto su gloria, gloria como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad" (Jn 1, 14). Y después: "A Dios nadie le vio jamás, Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, ese nos lo ha dado a conocer".

El Verbo era Dios, y el Verbo se hizo carne (se hizo hombre). "Dios Unigénito" (Jesucristo, Verbo hecho hombre) nos ha dado a conocer a Dios. La expresión Dios Unigénito y Unigénito del Padre indican que Jesús no es simplemente "un hijo más del Padre" sino su único Hijo: Unigénito: único engendrado. Y, siendo Dios, engendrado de Dios Padre desde toda la eternidad.

Los teólogos enseñan que si Jesucristo es Dios y hombre verdaderos, la persona de Jesús es divina, pues lo más (el ser Dios) engloba y predomina sobre lo menos (el ser hombre). Ahora bien una persona que es Dios lo sabe necesariamente todo, posee una ciencia ilimitada y una conciencia infalible.

Tenemos pruebas en los evangelios de que Jesús penetraba las conciencias de los hombres, sabía de hechos que se desarrollaban donde no estaba Él, preveía los acontecimientos futuros, etc: Sirvan de muestra los siguientes pasajes del evangelio:

Cuando el encuentro con un futuro apóstol, Natanael (Bartolomé): "Díjole Natanael: ¿De dónde me conoces? Contestó Jesús y le dijo: Antes de que Felipe te llamase, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Natanael le contestó: Rabbi, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel". (Jn 1, 48-49)

En cuanto al conocimiento del interior de los hombres, veamos lo que nos relata San Juan (Jn 2, 24-25): "Pero Jesús no se confiaba a ellos, porque los conocía a todos, y porque no tenía necesidad de que nadie diese testimonio del hombre, pues Él conocía lo que en el hombre había."

Predecía lo que había de suceder (Jn 2, 19-22): "Respondió Jesús, y dijo: Destruid este Templo, y en tres días lo levantaré. Replicaron los judíos: Cuarenta y seis años se han empleado en edificar este Templo. ¿y tú lo vas a levantar en tres días? Pero Él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había dicho".

Muchos otros pasajes del evangelio muestran el conocimiento extranatural de Jesús, como cuando sabe que Lázaro ha muerto, cuando adivina a la samaritana que vive con quien no es su marido, cuando cura a distancia, cuando sabe que Judas le traicionará, cuando predice que "será levantado en alto" (en la cruz), cuando alaba a María Magdalena que derrama sus perfumes a sus pies y dice que le ha ungido "para el día de mi sepultura", profetizando que en breve va a morir, etc.

Pero Jesús, además de verdadero Dios, es verdadero hombre, y así como se sujetó al sufrimiento, al frío y al calor, quiso ser igual a nosotros en todo menos en el pecado, y también aprendió humanamente lo que como Dios ya sabía, pasando por la experiencia humana de aprender con esfuerzo. El alma de Cristo además de una ciencia infusa ilimitada poseía también una ciencia adquirida o experimental: Así el Evangelio nos dice (Lc 2, 52). "Jesús crecía en sabiduría…" Jesús que lo podía todo quiso trabajar como un hombre cualquiera y así trabajaba de carpintero, y quiso sufrir y morir como un hombre cualquiera y quiso adquirir experimentalmente ciencia humana, Él que todo lo sabía: Este es el misterio del anonadamiento de Dios en el hacerse hombre.

Aducen los que niegan la sabiduría ilimitada de Jesús (los herejes arrianos y otros de la antigüedad y los modernistas de tiempos modernos) el pasaje (Mc 13, 32) en que Jesús nos dice que sólo el Padre conoce el día del Juicio Final: "Cuanto a ese día, o a esa hora, nadie la conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre" Es evidente que si Jesús es Dios todo lo sabe, por tanto ha de referirse a que no lo conoce por ciencia adquirida o que no lo conoce para revelarlo a los hombres (así opinaban los Santos Padres de la antigüedad). Dice San Gregorio Magno que Cristo conoció el día del juicio en su naturaleza humana por su íntima unión con el Verbo, mas no tuvo este conocimiento por su naturaleza humana (San Gregorio Magno, Denz. 248).

Por otra parte el modernismo y la teología protestante liberal enseñan que Cristo cayó en error, pues, dicen, consideraba como algo inminente el fin del mundo y su nueva venida (Mt 24, 34): "En verdad os digo que no pasará esta generación antes que todo esto suceda". Ahora bien, habla Jesús antes de la ruina de Jerusalén y se puede entender que lo que vaticina es que dicha destrucción será en tiempos de la generación de su tiempo, como así sucedió.

Por otra parte queda claro por los evangelios que tras la destrucción de Jerusalén (que Jesús profetiza) proseguirá el mundo, al menos, hasta que Jerusalén vuelva a ser habitada por los judíos (Lc 21, 24): "Y caerán al filo de la espada, y serán llevados cautivos entre las naciones, y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que se cumplan los tiempos de las naciones". Y también profetiza que antes del fin del mundo el evangelio debe ser predicado a todas las naciones (Mt 24, 14): "Será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, testimonio para todas las naciones, y entonces vendrá el fin."Por tanto, si tenemos en cuenta el estado de las comunicaciones en aquel tiempo y, que, en ausencia de medios extraordinarios, la predicación a todo el mundo había de tomar mucho tiempo, Jesús anuncia, con estas palabras, que faltaba mucho para el fin del mundo.

Por otra parte, incluso si se entendiera literalmente la frase que anuncia que no pasará esta generación antes de que venga Jesús, hay que tener presente que la muerte que a todos nos llega es una primera venida de Jesús para cada uno de los hombres, seguida del Juicio particular, además de la venida final de Jesús para toda la Humanidad en su conjunto y del Juicio Final. Por lo que puede decirse que para cada generación y para cada hombre, desde tiempos de Jesús hasta el final del mundo es inminente la venida de Jesús personalmente.

Muy clarificador es lo que nos enseña el Catecismo (universal) de la Iglesia Católica en el apartado:IV.- "Cómo es hombre el Hijo de Dios" (Números 470-474): "El alma y el conocimiento humano de Cristo":

470.- Puesto que en la unión misteriosa de la Encarnación "la naturaleza humana ha sido asumida, no absorbida" (GS 22, 2), la Iglesia ha llegado a confesar con el correr de los siglos, la plena realidad del alma humana, con sus operaciones de inteligencia y de voluntad, y del cuerpo humano de Cristo. Pero paralelamente, ha tenido que recordar en cada ocasión que la naturaleza humana de Cristo pertenece propiamente a la persona divina del Hijo de Dios que la ha asumido. Todo lo que es y hace en ella pertenece a "uno de la Trinidad". El Hijo de Dios comunica, pues a su humanidad su propio modo personal de existir en la Trinidad. Así, en su alma como en su cuerpo, Cristo expresa humanamente las costumbres divinas de la Trinidad (cf Jn 14, 9-10).

472.- Esta alma humana que el Hijo de Dios asumió está dotada de un verdadero conocimiento humano. Como tal éste no podía ser de por sí ilimitado, se desenvolvía en las condiciones históricas de su existencia en el espacio y en el tiempo. Por eso el Hijo de Dios al hacerse hombre, quiso progresar "en sabiduría, en estatura y en gracia" (Lc 2, 52) e igualmente adquirir aquello que en la condición humana se adquiere de manera experimental (cf Mc 6, 38; 8, 27; Jn 11, 34). Eso… correspondía a la realidad de su anonadamiento voluntario en "la condición de esclavo" (Flp 2, 7).

473.- Pero, al mismo tiempo, este conocimiento verdaderamente humano del Hijo de Dios expresaba la vida divina de su persona (cf S. Gregorio Magno, ep. 10, 39: DS 475). "La naturaleza humana del Hijo de Dios, no por ella misma sino porsu unión con el Verbo, conocía y manifestaba en ella todo lo que conviene a Dios" (S. Máximo el Confesor, qu. dub. 66). Esto sucede ante todo en lo que se refiere al conocimiento íntimo e inmediato que el Hijo de Dios hecho hombre tiene de su Padre (Cf Mc 14, 36; Mt 11, 27; Jn 1, 18; 8, 55). El Hijo, en su conocimiento humano demostraba también la penetración divina que tenía de los pensamientos secretos del corazón de los hombres (cfMc 2, 8; Jn 2, 25; 6, 61).

474.- Debido a su unión con la Sabiduría divina en la persona del Verbo encarnado, el conocimiento humano de Cristo gozaba en plenitud de la ciencia de los designios eternos que había venido a revelar (cf Mc 8, 31; 9, 31; 10, 33-34; 14, 18-20.26-30). Lo que reconoce ignorar en este campo (cf Mc 13, 32), declara en otro lugar no tener misión de revelarlo (cf Hch 1, 7).

Como conclusión de este apartado, para comprobar cómo los evangelios nos dicen que la persona divina de Jesús lo sabía todo, citemos este fragmento del cuarto evangelio, el de San Juan: "Le dice por tercera vez: "Simón de Juan, ¿me quieres?. Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: "¿Me quieres?" y le dijo: "Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero". (Juan 21, 17) Confesemos con Pedro la omnisciencia de Nuestro Señor, repitiéndole con todo el corazón iluminado por la luz de la fe: "Señor, tú lo sabes todo".